La edición más antigua que se conoce de La Celestina data de 1499, en Burgos, en una tardísima Edad Media. Quizás hubo ediciones anteriores, aunque no mucho antes, ya que el texto contiene algunas referencias históricas como la conquista de Granada, que había ocurrido 7 años antes. A comienzos del siglo XVI se volvió a publicar en otras ciudades y reinos, peninsulares y extrapeninsulares.
En el Reino de Aragón, en Valencia, Juan Joffre publicó en 1514 una nueva edición de La Celestina. No había pasado un siglo del comienzo de la imprenta y los libros de la época todavía reproducían muchos elementos de los antiguos códices manuscritos. Algunos de esos elementos son las letras capitulares o las ilustraciones (que se convierten en grabados). Es la época de los incunables, es decir, los libros publicados hasta 1500. Sin embargo en la Península, tan aventurera en algunos aspectos, tan retardada en otros, la imprenta continúa durante varias décadas publicando libros a la antigua, haciendo caso omiso de las nuevas tendencias que provienen desde Italia, Francia o Alemania. A esas obras se las suelen llamar post-incunables.
La edición de La Celestina de Juan Joffre es un post-incunable delicioso. No solo llevaba en su primera página la cubierta de la época que mejor condensa la obra, sino que también contiene una serie de reproducciones que describen a los personajes y algunas situaciones.
La Biblioteca Cervantes Virtual en colaboración con la Biblioteca Nacional ha creado un portal sobre La Celestina en el que, entre otros contenidos, han digitalizado esta edición.
En esta y esta página puedes encontrar enlaces a todas las páginas de la digitalización. La portada de la edición:
En esta época las reproducciones se realizaban mediante xilografía, es decir, planchas de madera. Algunas de las imágenes eran realizadas con una única plancha que contenía toda la imagen. Es el caso de la imagen superior de la portada. Otras imágenes y detalles se componían usando diferentes planchas paqueñas. Es lo que ocurre con lo adornos florales y fantásticos que rodean el título (sí, todo aquel texto es el título) de la portada.
Dentro de la obra hay reproducciones de los dos tipos, aunque la mayoría son del segundo grupo. Vamos a ver en primer lugar las que son una sola imagen:
Además cada capítulo de esta edición comienza con las miniaturas de los personajes que aparecen en él. Resulta una versión gráfica de lso resúmenes que encabezan cada sección. Estas imágenes de los personajes eran realizados con pequeñas planchas que los impresores reutilizaban de una obra a otra. El mismo monigote podía ser Calisto en La Celestina, un conde italiano en otra novela o alguno de los compañeros de El Cid. Como resultaba difícil reconocer cada personaje, se solía acompañar con el nombre de quién represenaba.
Incluso, si les faltaba espacio para completar la imagen, colocaban otros adornos como casas o árboles:
Y para terminar el post y el libro de este mes, aquí va el colofón de la edición:
¶ Tragicomedia de Calisto y me
libea. Agora nueuamente revi-
sta y corregida conlos argu
mentos de cada auto en
principio acabasse con
diligencia estudio im
pressa en la insigna
ciudad de valencia
por Juan joffre
a xxi de febre
ro de. M.
y D. y XIIII
años.
La imagen inferior pequeña de la portada la tomó Joffre de de algún Libro de Horas de P.Pigouchet (la utilizó con frecuencia muchos años antes a la edición de La Celestina).
Saludos cordiales